sábado, 1 de marzo de 2014

Día 33: No debería estar hablando de esto

Javier me amenazó que nunca debería de hablar de todo lo que aconteció el día de hoy. Pero como no estoy segura de que el lea esto y como en realidad no escribo para complacer a nadie, pues contare todo lo que aconteció en este día. 

Pues... ibamos a ir a Salamanca :D y perdimos el autobus u_u ahora soy 34 euros más pobre y un poco más infeliz u_u Total, que de pronto Javier y yo nos encontramos a las 8 de la mañana sin algo que hacer. Terminamos desayunando aquí en el departamento (última vez que le confió a Javier algo tan importante como una tortilla española u_ú) y sin ningún plan para todo el día. 
Decidimos ir al Mercado de las Ranas, en el Barrio de Las Letras. Pero era un día tan lluvioso y feo, que las pinches ranas no salieron. Ante el mal clima y el frío visitamos una iglesia al lado del Museo del Prado y estabamos riendonos de cosas tontas como siempre cuando aquí al señor Javier se le ocurrió, ¡vamos a Casa de Campo! Era una magnífica idea: podríamos caminar, conocer mejor Casa de Campo y además ¡era gratis!

En el camino pasamos cerca del Barrio de las Letras pasando cerca de las casas de Miguel de Cervantes y Lope de Vega, acerrimos enemigos en vida pero que al final padecieron una muerte muy curiosa y similar: Cervantes falleció en su casa en la calle de Lope de Vega, mientras que Lope de Vega falleció en su casa en la calle de Cervantes. Ambos fueron velados en el mismo claustro, para confortar a sus respectivas hijas, sus restos enterrados en distintas capillas pero con el paso del tiempo y por muchas razones el paradero de sus restos mortales es desconocido hasta la fecha. Cosas de la vida.

La placa de Lope de Vega con un poco de arte urbano.




Desesperación
Descripción gráfica
Después de visitar estos emblemáticos lugares proseguimos nuestra épica caminata. Primero pasamos cerca de la Plaza del Sol, para después proseguir nuestra caminata hacia el Palacio Real. En el camino, paramos en un Burger King por un refrigerio (en realidad queríamos ir al baño) y yo termine comiendo un rico y delicioso BK muffin por la módica cantidad de 1 euro (con ese euro, me compro en México dos muffins de esos gigantes que no te acabas, pero no hablemos de cosas tristes). Llegamos al Palacio Real donde, literalmente, hordas de turistas esperaban su turno a pasar dentro del Palacio. No nos detuvimos y nuestros pasos nos llevaron hasta el Templo de Debod. En el camino encontramos un letrero por demás curioso que Javier insistió en ponerse encima como parte de la celebración del carnaval. Pero en algún punto se le cayo. 
Templo de Debod

Nuestros pasos nos llevaron al Parque del Oeste, desde donde ya podíamos apreciar a lo lejos el teleférico y el parque de atracciones. Seguimos caminando y por fin nos encontramos con una mítica figura que, según palabras de Javier, 'es un invento de los mapas'. Nos encontramos con el Río Manzanares, cuyo cauce atraviesa a todo Madrid y que nunca había visto en el mes que llevo aquí. Si bien el río parece que lleva desechos del desagüe, esta particularmente limpio, incluso hay patos. Algo que despierta mi curiosidad es un insistente olor perfumado que sale del río. Huele como a lavanda, pero no puedo explicarme porque un río olería a lavanda. De acuerdo con el mapa que llevabamos encima, en realidad hay pocos puentes que lo cruzan , pero tuvimos la suerte de encontrar uno, al menos en la ida. Pasamos a una tienda y conseguimos comida y bebida para hacer un picnic xD o al menos para no morir de hambre en el camino. Nos encontramos con las vías del Renfe, tren que va a los alrededores de Madrid. Encontramos otro puente y cruzamos las vías del ferrocarril, llegamos hasta la autopista y después de encontrar un tercer puente que la atravesó por fin llegamos a Casa de Campo. 
Río Manzanares

De acuerdo con super Wikipedia, es el parque más grande de Madrid y uno de los más grandes del mundo, con una extensión de 1722 hectareas. Dentro de su área se encuentra la segunda estación del teleférico, la piscina municipal, el Parque Zoológico, el Parque de Atracciones y montones y montones de pasto y árboles. En su interior contiene 3 o 4 cerros (que para mi son como colinas pero no discutamos sobre topografía). Desde la punta de algunos de estos cerros se puede apreciar una faceta distinta de Madrid, resaltando tres altos edificios, que ayer parecía que descendían del cielo desde una nube, como las patas de un extraño insecto o una nave alienígena descendiendo a una invasión extraterrestre (he leído mucha ciencia ficción últimamente :P ) 

Después de mucho caminar llegamos a la estación del teleférico, en donde, después de ir al baño Y lavarnos las manos, preparamos la grandiosa comida, que consistió en sandwiches y jugo y vino. Comimos hasta hartarnos o congelarnos, lo que fuese primero. Después de comer nuestra escasa comida, proseguimos nuestro caminar de acuerdo a las indicaciones del super guía Javier. Seguimos caminando y en el camino encontramos muchos, MUCHOS conejos :D eran tan felices haciendo sus cosas de conejos, corriendo, persiguiéndose  y haciendo todo lo que un conejo debe de hacer cuando creen que nadie los ve :3 Después llegamos a un cerro, que segpun era el más alto de ahí de todo el parque, con una altura de 690 msnm (juar, juar, juar) y nos trepamos a una torre que definitivamente tenía toda la cara de que no nos debíamos de subir :D pero no importó y trepamos el primer trecho y pudimos observar otro pedazo de Madrid. 





Después de encontrar otros lugares menos importantes y que no ofrecían nada nuevo, decidimos dar fin a nuestro paseo y retirarnos a nuestro respectivo hogar. Sin embargo, no sospechabamos que ahí iniciaba otro viaje, más bien fatídico y que en realidad marcaría este viaje más que el viaje en si mismo.

Iniciamos nuestra caminata hacia el borde del parque, topandonos de pronto con las vías del tren Renfe pero bordeado por una gran reja verde. Después de caminar un pequeño rato, encontramos un paso a desnivel de las vías del Renfe y cruzamos por debajo. En este punto, ya estabamos hasta la madre de la dichosa Casa de Campo e incluso ya estabamos pensando en como volveriamos a casa, pareciéndonos lo más fácil ir hacia el metro Ciudad Universitaria, siendo que desde nuestra perspectiva se veía fácilmente la torre que marca la ubicación del Museo de América y por ende del metro Moncloa y del metro Ciudad Universitaria. Seguimos un camino bien delimitado que nos llevo a un puente que cruzaba una autopista que se veía muy importante pero que su destino es más bien desconocido para nosotros. Al bajar de este puente nos encontramos una vez más con el río a la derecha y del lado izquierdo el Hipodromo Zaragoza. En este viaje el lider de la expedicion (jajajajaja) fue Javier, por lo que yo solo me limité a sugerir que tal vez era por la derecha, donde había un pequeño camino de tierra que se dirigia a la autopista nuevamente pero que pasaba sobre el río en un puente. Javier decidió que lo mejor era seguir un camino asfaltado que parecía más adecuado pero que iba en sentido contrario a nuestro destino. Caminamos...

Y caminamos...

Javier cruzando el puente
Y caminamos... y no encontrabamos un puto puente. La situación ya más bien era hilarante, pues Javier ya estaba muy desesperado y yo me moría de la risa pero ya estaba cansada de caminar. Por fin, a lo lejos, apareció un pequeño puente de madera, el cual cruzamos sin meditar mucho el asunto. Cruzamos por una puerta ABIERTA y llegamos a lo que parecía un vivero. Sin meditarlo siquiera, empezamos a caminar en la dirección de la que veníamos, pero ya del otro lado del río. Empezamos a preguntarnos si no estaríamos en una propiedad privada, pues todo se veía muy cerrado pero no había ninguna persona en las cercanías. La conclusión obvia a la que llegamos es de que si ahí había un libre acceso, debía de haber una libre salida. Cuando llegamos al final del terreno y nos topamos con una cerca, vimos que nuestra apresurada conclusión era más bien incorrecta. Por 'suerte' encontramos una abertura en la malla ciclonica y cruzamos a lo que creíamos sería nuestra salida. Resulto que en realidad estabamos entrando a otra propiedad privada, esta vez, parecía que era el lugar donde se desechan los residuos de una planta destiladora. Al llegar al final de ese terreno era obvio que tampoco estabamos cerca de encontrar la salida y descubrimos algo aún más desalentador ¡Una vez más estabamos frente al río! La autopista a nuestra derecha ascendía por un puente, pero conociendo como manejan los españoles como si tuvieran miedo de todo, al caminar por la orilla solo lograríamos ser arrollados por un coche. Así que teníamos que cruzar por otro medio. Encontramos por fin otro hoyo en la reja. Al cruzarlo nos encontramos con que podíamos cruzar por debajo del puente de la autopista, un lugar oscuro, tenebroso y que a mi me recordó la Corte de los Milagros de Nuestra Señora de París. Pasamos casi corriendo y al llegar al otro lado había.... ¡¡¡OTRA MALDITA REJA!!! Afortunadamente -o más bien, gracias a los señores indigentes que vivían debajo del puente- había una vez más un hoyo en la reja. Entramos nuevamente a una propiedad privada, pero esta vez del lado correcto del río y de la carretera. Ahora el problema, era salir de la propiedad privada sin ser arrestados. Parecía el estacionamiento de un complejo empresarial y la verdad ni siquiera intentamos acercarnos a los coches, por miedo a que nos dijeran algo. Yo solo esperaba que aquí hubiera un vigilante al cual pudieramos explicarle nuestra triste situación y que nos dejará salir. ¡Por fin vislumbramos una salida! ¡Y estaba abierta! Pero ahora mis súplicas habían sido escuchadas y un vigilante nos observaba como nos acercabamos lentamente y muy nerviosos. Resultó que estabamos dentro del estacionamiento de la Policia Municipal. Para no hacerles el cuento largo de todo lo que se dijo y de la cara de borrego degollado que ponía Nidia para que no nos llevaran presos, por fin el señor nos dejo salir y nos fuimos medio arrastrandonos hacia el metro Moncloa. 

Y ya, después de comprarme un cafe y una dona y de entrar un poco en calor, nos fuimos cada quien a su casa a bañarnos y a dormir como nos merecemos. A ver cuando volvemos a Casa de Campo -___-


Este es el recorrido aproximado que hicimos. Según don Google Maps son aproximadamente 14 kms, sin contar subidas a cerros, resbalones y conejos.

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